Publicado: julio 15, 2024
El sábado 13 de julio, en medio de un mitin en Pensilvania, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue víctima de un atentado. Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años, fue el responsable de disparar e impactar en una de sus orejas.
A las 5:15 p.m., mientras Trump pronunciaba un discurso y giraba su cabeza para observar un gráfico sobre la inmigración ilegal, se escucharon varios disparos. Una de las balas alcanzó la parte superior de su oreja, arrancándole un pequeño trozo y provocando que la sangre salpicara su frente y mejilla. Inmediatamente, el expresidente se sujetó la zona afectada mientras los agentes de seguridad lo rodeaban para protegerlo.
El domingo 14 de julio, Trump concedió su primera entrevista sobre el incidente al ‘New York Post’, donde habló con Michael Goodwin. «Se supone que debería estar muerto», comentó. El expresidente relató que el médico del hospital describió su supervivencia como un milagro, y que nunca había visto algo similar en su carrera.
Según el relato de Trump, el impacto del AR-15 fue letal y, de no haber girado ligeramente la cara en ese momento, la historia habría sido trágica. Trump expresó su deseo de continuar con su discurso, pero los agentes del Servicio Secreto lo llevaron al hospital por seguridad.
Durante la entrevista, Trump elogió la rapidez y efectividad de los agentes de seguridad, comparándolos con jugadores de fútbol americano por su velocidad y fuerza. «Me golpearon tan fuerte que se me cayeron los zapatos», dijo con una sonrisa, mostrando un hematoma en su brazo derecho causado por la protección de los agentes.